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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Beijo roubado*

A fin de 2010, escribí que les deseaba a todos un año de sorpresas y otras cosas... de besos, lleno de besos, sí!
Porque el 31 de diciembre me besaron, sorpresivamente, un pibe que andá a saber por qué eligió besarme, lo hizo con intención. Tres segundos y fuegos artificiales, me sonrío. Me gustó, me gusta ese chico. Lindo él, linda su actitud, lindo su beso. 
Ahora casi termina el año. Mucha gente se besó, seguro que a todos los que les desee besos de buenos augurios se anduvieron "besuqueando" al por mayor y me alegro. Yo no. "Gracias, paso", creo que mi frente rezaba esa frase o tal vez mi cara, mi casi constante cambio de peinado. 
Cuando fui pequeña dije muchas veces: "basta, ya no tengo más besos"- si la gente me pedía un besito. Me encantan los besos. 
Sí, me besaron y besé. En enero tuve besos bolsoneros con un chico "tan liiinndooo" (así como cantando se pronuncia la frase) muy potro! (diría mamamono). 
Y eso fue todo. Beso en diciembre, besos en enero... y los 11 meses restantes? ah sí, hubo otros pocos, ninguno importante.
Antes de mitad de año, desde mayo a septiembre y antes de viajar morí por un beso de un fotógrafo que me volvía loquita, tuve la oportunidad de charlar con él un par de veces (2 tal vez) Suficiente. El pibe era una farsa y me aburrí. Pensé: "el próximo beso será en Europa". Montreal, Madrid, Oslo, Londres y París. Fui a cenar con uno de la última ciudad mencionada. Comimos en un restaurante italiano de Amsterdam y bebimos unos tragos en un bar. Escuche muy de cerca: "amo tu perfume" y me reí como si tuviera 12 años. "Gracias, es de coco"- le dije. Nada más. ¿¿Y el beso??
Unas semanas después estaba de vuelta en Buenos Aires, "mucho laburo" dice la gente y a mí se me pegó también esa frase. Entre reuniones y el calorcito se acercó la fecha de mi cumpleaños. Ese mismo día mi amor viajero con el que nunca me besé se volvía a ir. Así como un suspiro limeño del que en un par de días y espero antes que termine el año, escribiré. ¿Por qué tanta aprehensión por una persona a la que ví un par de veces hace varios años y que (volviendo al motivo de este post) nunca me besó? 
Adriana Calcanhotto dice: "Entre por essa porta agora e diga que me adora, você tem meia hora pra mudar a minha vida" 
Durante todo este tiempo y todavía hoy y "andá a saber" cuándo se me pasa; tengo esa sensación de querer, de desear que algo o alguien me cambie la vida; tal vez con un beso, tal vez con un par de palabras tal vez para siempre. Y no porque mi vida sea fea o no me guste o esté disconforme pero cumplí 28 años y mi casi único y egoísta pensamiento es buscar modos y cosas que refuercen mi deseo infinito del disfrute de la vida. Ese es mi deseo para el 2012 y para siempre y para todos. Feliz año.

*Beijo Roubado em segredo ( beso robado en secreto )

martes, 22 de noviembre de 2011

Babel III

14 de noviembre
Para Sofi, Malvi y Euge





Me contó mi hermana en medio del viaje que Euge se había enterado de algo feo. Las distancias no importan cuando ese algo hace triste a la persona, a un amigo.

De repente mi viaje de 15 días pareció un viaje más extenso. La gente me extrañó un poco, los más cercanos bastante. Y me lo demostraron de distintos modos cotidianos que me llenaron de alegría. Otras personas en cambio me extrañan ahora y desde hace tiempo porque me fui de sus vidas hace un rato, mucho antes de mi viaje.
La mala noticia de Euge no fue la única, hubo otras y pensando en eso mientras estaba en Luxemburgo me sentí cerca, quise abrazar a mis amigas y cantar y bailar ridículamente esa canción que más o menos dio inicio a este post para que no se sienta tan mal, para que pase el mal momento con risas y silencios... para estar ahí con ellas, todas juntas. Porque en realidad quería que estuvieran todas ahí conmigo aunque sea un día paseando en las callecitas estrechas, hablando en nuestro idioma. En castellano pero en nuestro queridísimo chivilcoyano, usando nuestras propias e "inventadas" palabras, nuestras frases. Riéndonos.
Dice la canción que... "un final puede ser un comienzo". Y lo es! quiero gritarlo porque ciertamente lo es. A veces es duro, es inesperado y no nos gusta y nos volvemos caprichosos porque queremos que todo siga igual porque es cómodo y es fácil. Pero no, un final es un cambio y los cambios son siempre positivos.

Mi viaje tenía un final: 30 de octubre. ¿Quería que durara más tiempo? sí, claro. Incluso llamé desde Alemania a la empresa aérea para cambiar mi vuelo e irme uno o dos días más tarde pero no pude. Después no importó tanto porque mi viaje no terminó ahí, volví a Buenos Aires y comenzó otra historia.
Hizo falta que me fuera un tiempito para encontrar el disfrute en las cosas simples que me ofrece "todo el tiempo" el lugar en el que vivo y saber que cada instante es único y que es uno mismo quien le da el significado correspondiente a cada oportunidad y saber que no se repite, que nada es igual que aunque es lunes cada seis días ningún lunes es igual al siguiente. Disfrutar un recorrido en colectivo, los rostros de la calle, la música que te ofrece en random el reproductor de mp3, una lectura, el sol en la cara, lo diferente. Es inmejorable. 



Cuando escribo escucho música, esta vez en mi repertorio musical, apareció "Amsterdam" de Coldplay  y dejó en mis oídos... "And time* is on your side, it's on your side now".


Me fui de Amsterdam y todas las demás ciudades, traje conmigo el recuerdo de todo lo que me ofrecieron y la promesa de todo lo que va a venir, de las futuras ocasiones. 

Time (tiempo en inglés): el tiempo es un período, es una época, es una ocasión, es la duración de las cosas, el tiempo es dinero diría mi amiga mamamono.
Para mí, el tiempo existe solo en nuestros pensamientos, a veces cuando nos acordamos de que nuestra existencia es finita.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Babel II

Mi único destino predeterminado en Europa fue Amsterdam mis expectativas eran bajas; era mi obligación estar ahí una semana y por eso elegí pasar los siguientes días en otras ciudades. Lo que me ocurrió fue que al ser la primera ciudad europea en la que viví,  me enamoré de ella. De cada una de sus partes, de la lluvia. Me enamoré del idioma inentendible, del frío, del agua. ¡Qué lindo y placentero es cuando algo te sorprende y te llena de una sensación tan difícil de describir! 
Porque si hay algo que disfruto son las sorpresas y en el viaje no paré de sorprenderme
Desde hace más de un año, en mi vida hubo finales y comienzos casi continuamente, los reconozco ahora a la distancia. Finales hablados y sin hablar; comienzos esperados otros imperceptibles. Mi viaje a Europa tuvo un comienzo y un final pero no puedo determinar el comienzo.

¿Fue el 16 de octubre cuando me subí al avión? o ¿fue en julio cuando me enteré que iba a viajar? 
¿Y el final? ¿terminó mi viaje cuando volví a Buenos Aires?

El viaje comenzó y terminó, duró un tiempo que me permitió ver de otro modo tantas cosas, todas las cosas. Y eso significa que lo que empezó después del paseo recién se inicia y sigo andando. Sigo en eso.

martes, 8 de noviembre de 2011

Babel I

Buenos Aires, 06 de noviembre.

 Para Gabriel.

La canción en inglés comienza: "they say an end can be a start". Me gusta. Es una canción de ritmo sencillo y alegre y aunque habla del desamor y el dolor es positiva porque claro que sí. El final de algo es el comienzo de otra cosa, siempre.

De repente estoy en noviembre y falta un mes para mi cumpleaños. Noviembre, no posteo desde agosto y sin embargo para mí la útima vez que publiqué en el blog fue ayer, hace algunos días. El tiempo pasa a veces más rápido que otros momentos, lo puedo sentir.

Me pasé el tiempo del medio entre agosto y fines de octubre pensando en mi viaje, ese que hice a Europa tan inesperadamente. Y en los últimos momentos antes de subir al avión no hice más que pensar en algunas personas. Debo admitir, últimamente soy más sociable con los desconocidos y más antisocial con los conocidos. No pretendo hacer nuevos amigos simplemente no quiero hablar tanto ni escuchar tanto más.
Antes de viajar tuve ganas de ver, estar, reconocer a Gabriel. Me molesta todavía haber viajado tan lejos sin haber hecho un viaje de muchos menos kilómetros para reencontrarme con él, no lo acepté y se manifestó en un infinito deseo de verlo. Gabriel es ese intermedio entre la persona desconocida y la persona conocida y aun habiendo estado tantos años sin contacto puedo llamarlo amigo, puedo sentir que somos distintos porque tenemos diferentes pensamientos y opiniones y porque transitamos distintas etapas de nuestras vidas y hoy hablamos un poco menos que cuando recién volvimos a saber de nosotros pero aun así ansío verlo y reencontrar al Gabi de 5 años que nunca olvidé.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Objetivos cumplidos: 1 y 1/2 de 2

Nos sentamos en una de las mesas de la estación de servicio; antes fui al baño y pensé en espiarte si me iba del lugar y te dejaba solo con el café en la mano. Pero entré y me senté, amenazada por el frío... porque no tenía un plan mejor.

Hacía 45 minutos me habías mirado y habías caminado al lado mío y habías vuelto y te habías acercado y habías "pisado" un enérgico HOLA con un ¿VAMOS A TOMAR UN CAFE?

Caminamos varias cuadras y nos subimos a un auto apestado de olor a cigarillo. Estaba inmóvil y nunca saqué las manos de los bolsillos. Vos hablabas con el chofer, me aburrías, no me acuerdo lo que hablamos en el camino. Pero recuerdo oírte decir: "si no tuvieras frío también me bardearías tanto como lo estás haciendo ahora?" 
Fui incisiva en cada uno de los pocos comentarios que hice y sentí estar subiendo una escalera que no conducía a ningún lugar* pero lo hacía mucho más rápido que los demás, que vos. 


Hacía 15 minutos me habías empezado a preguntar y a contar. Tantas veces te pedí tomar un café y charlar (pienso mi risa a los gritos: "imbécil, ahora ya es tarde. Ahora me aburrís"). Me contabas que estabas cansado; yo te ví abatido. Me contabas cosas que ya sabía, vos solamente me las confirmabas. Ya sé que todavía no terminaste la facultad, que estás recursando y que no te querés dedicar a tu carrera; ví tus uñas sucias, tus manos gastadas. Ya sé de la quinta, de tus amigos, del viaje en tren, de tu viaje al Sur, de tu vida en La Plata. Ví la misma ropa de siempre, siempre manchada y las arrugas de tu cara.


No te veía desde hacía un año y medio sin embargo, lo supe siempre.


Volví del baño para sentarme -no me sorprendió tener que pagar parte del café- y nos quedamos sentados ahí un poco menos de una hora. Me molestó tomar el café en un vaso de cartón.
Estabas estúpidamente contento de hablarme, me lo decías en cada expresión de tu cara, en el tono de tu voz, en la risa exagerada por algún comentario que se me escapaba de los mismos que hice al comienzo de la caminata, siempre afiladas palabras que me protegieron. 
Estabas nervioso y volcabas el café. Te escuché atentamente mientras de vez en cuando calculaba cuánto tiempo más iba a tener que estar sentada ahí. Teníamos para hablar temas y tiempo y vos querías quedarte pero yo no, así que a cada comentario -no lo suficientemente arriesgado- para que yo te hablara, preguntara o explicara por qué hacía tanto tiempo que no nos veíamos ni hablábamos simplemente lo dejaba pasar. 
De repente me levanté de la silla y me vi parada al lado de la mesa. No te había anunciado que quería irme así que lo hice poniéndome el saco y sonriendo, ahora vos estabas inmóvil. Dos o tres minutos después entendiste que de verdad me iba y decidiste acompañarme. 
En las cuatro cuadras de camino a mi casa, solo hablamos del frío. Me detuve en la entrada y esperaste hasta último momento para que te invitara a entrar pero no lo hice y en cambio me paré a una distancia capaz de indicar que ya estaba del "otro lado*" y que ni vos ni yo íbamos a cruzar esa línea imaginaria para entrar o salir de algún lugar. (**lugar significa otro momento y también hace referencia a otra oportunidad, ocasión... Para mí significó todo eso y por tal motivo es que establecí el límite y aguardé... para qué explicar) No entendías. De todos modos lo intentaste y te estiraste y me besaste en los labios. No me molestó el beso pero volviste a besarme y puse la mejilla una vez, la otra mejilla una segunda vez. No entendías. Me miraste y me preguntaste "¿no me vas a besar?". Te dije que no. Y me preguntaste por qué. Te dije la verdad. "Porque no quiero". Y no te detuviste en el breve pero vergonzoso momento y me dijiste que querías dormir conmigo, que por qué no dormiamos juntos y un montón de frases reiterativas. No me reí nunca, no había chiste para compartir. 
Quise ser breve y sin explicar, se me cayó de la boca un auténtico "porque no". Pusiste las manos en los bolsillos y cerré la reja. Caminaste por la vereda y por la calle balbucendo palabras que no intenté escuchar y quedaron ahí, en el aire.

Nunca me dijiste Vicky, nunca te dije Pepo.

jueves, 28 de julio de 2011

je suis l'espace où je suis*

Mamamono acusó de subnick en su MSN "londoneando" desde mayo o junio de 2010 -por momentos con más frecuencia- e incluso cinco o seis meses después, cuando aterrizó en la ciudad inglesa, luego de y antes de continuar respirando el aire europeo. Hace poco -si mal no recuerdo- lo vi otra vez debajo de su nombre, el "londoneando" tan lindo y musical. Y me alegré, me alegra.
Mamamono no empezó su viaje a Europa en noviembre cuando llegó a Ezeiza y un par de horas después se subió al avión y comenzó a volar por el aire con destino al viejo continente. No. Ella empezó a viajar incluso antes de sentenciar "londoneando" en el chat. Antes de comprar su pasajes y de reservar los hoteles. Me atrevo a decir que empezó a viajar hace años; que por un momento cuando fue niña, viajó incluso por otros lugares pero detuvo su viaje y guardó su fantasía durante un par de años y fue adulta y empezó a londonear, le puso nombre a su deseo y aun sin saber cómo luciría "realmente" ese sitio; esas calles, las veredas, la gente, el aire, los perros, la comida, el espacio, sin tener la certeza de cómo luciría ella allí fue libre e inventó circunstanciales de modo y de lugar para avalar la idea de su viaje cuando se hizo más concreto, más cercano, más real. Más cierto.



certeza s. f. Conocimiento seguro y claro que se tiene de una cosa. Certidumbre.

Las certezas entonces, las tenía todas pero ¿qué había de seguro en todo eso? nada, solo su imaginación.


Feliz cumpleaños! Por muchos otros viajes... en avión, en cole, en auto, en mente.


*Yo soy el espacio donde estoy

martes, 26 de julio de 2011

Jugo de Naranja. Parte 3 (final)

La primera y segunda parte de Jugo de Naranja las pueden leer haciendo click..

Esc. 2
Int – Salón – Noche

Amalia camina entre la gente hasta llegar a las mesas y se detiene, da pequeños pasos hasta llegar al escenario.
En el salón hay mesas que rodean el pequeño escenario iluminado y decorado con telas y algunas flores. En el centro del lugar hay parejas bailando.
Una mujer sube al escenario, está vestida con traje de pantalón oscuro, camisa, corbata, el cabello recogido y zapatos de hombre. Se sienta en una mesa iluminada, frente a un hombre con el rostro maquillado, que lleva un vestido rojo y negro y un tocado de piedras y flores en el cabello corto. El hombre sigue los movimientos de la mujer hasta que se sienta frente a él en la mesa.
La mujer vestida de hombre comienza a cantar sentada junto al hombre vestido de mujer y ambos se mueven al compás del bolero. Se oye una voz masculina interpretando la canción “Por debajo de la mesa”.
Pía y Federico (59), de espaldas al escenario bailan lentamente entre algunas parejas, están abrazados correctamente.
Federico es alto y delgado, elegante, tiene el cabello corto y blanco.

Federico (impaciente)
…y seguís preguntando por Sebastián Campos
¡Vas a espantar a todos los invitados Pía!
Pía (sin mirar a Federico)
Imposible, acabo de llegar a la fiesta

El hombre vestido de mujer y la mujer vestida de hombre se incorporan y se mueven por el escenario, alternando cada vez la interpretación de la canción.

Federico (quejándose, la interrumpe)
… pero al final la gente termina preguntándome a mí ¡querida!

Federico y Pía bailan, Pía gira de la mano de Federico.

Esc. 3
Int – Baño – Noche

Blanca besa a Nicolás en los labios, lo sostiene del cuello y le besa las mejillas y el cuello. Nicolás se separa repentinamente.

Nicolás (serio, agitado)
¡Basta!

Blanca tiene los ojos cerrados y las mejillas coloradas.

Nicolás
¿Me vas a responder?
Blanca (con desgano)
¿En serio queres saber?

Blanca se muerde los labios.
Nicolás
Sí nena.
Blanca
Bueno, igual que vos…
Nicolás (la interrumpe)
¿También cambiarías tu estatura?

Nicolás mira a Blanca detenidamente, Blanca se coloca los zapatos.

Blanca (suspirando, aburrida)
No… me gustaría ser… así; mi pelo, mis labios, mis piernas…
mis manos, nariz, ojos… me gustaría ser yo pero con pene.

Blanca sonríe y Nicolás sale del cubículo avergonzado.

Esc. 4
Int – Salón – Noche

Federico tiene a Pía de la cintura, Pía apenas se mueve.

Federico
Y yo no tengo nada que ver con tu…
Pía (ingenua, lo interrumpe)
¿Y qué te preguntan?
Federico (de mala gana, cansado)
Si estás enferma… si es algo por tener más de cuarenta
años o simplemente si estás loca
Pía (amargada)
¿Y vos qué les decís?

En las mesas, la gente come, brinda y miran el espectáculo.

Federico
Nada. No tengo por qué responder.
Es más fácil cambiar de tema que contar tu historieta
Pía
¿Pero ellos saben quién es Sebastián Campos?, ¿Alguien lo conoce?

Federico mira hacia los costados y deja de bailar.

Federico (distraído)
Disculpame un momento, enseguida vuelvo.

Federico se va. Pía está parada en medio del salón, la gente a su alrededor baila.

Esc. 5
Int – Baño – Noche

Federico abre la puerta y se asoma, mira atentamente a su alrededor, se detiene en medio del lugar y espera. Desde el costado, Blanca da un salto hacia Federico y lo abraza apoyando su cabeza en el hombro. Federico la toma de los hombros y la mira a los ojos. Blanca sonríe.

Federico (nervioso)
No tengo mucho tiempo… ¿está Nicolás?
Blanca (riéndo)
No

Blanca y Federico se besan. Federico apoya sus manos en el cabello de Blanca y acaricia su espalda agresivamente. Blanca se separa, incómoda y se apoya en la pared. Federico se acerca y la mira. Mientras sonríe, Blanca le desprende el cinturón y luego el pantalón.

Esc. 6
Int – Salón – Noche

Pía está parada cerca de una columna, Federico camina hasta detenerse delante de ella. Con las manos en la cintura y mira a Pía detenidamente.

Federico (con desgano)
¿En qué estábamos?
Pía
Estabamos hablando de…

Pía camina hasta ubicarse en el centro y mira a Federico. Federico la sigue y vuelve a colocarse delante de Pía.
Federico (Impaciente)
¿De qué?
Pía (tranquila)
¿Viste mis pies? Están hinchados…

Pía tiene el pequeño estuche brillante sobre su abdomen, las manos juntas y mira sus pies.

Federico (cansado)
Sí. ¿Y?
Pía
Están muy hinchados, pero no me duelen. No sé vos Federico,
pero yo me voy a mi cuarto a descansar, pronto me va a doler
la cabeza, estoy segura.


Pía camina con una mano apoyada en la cabeza y se aleja, mirando el piso.
Federico está inmóvil, sigue con la mirada el trayecto de Pía y gira hacia el escenario, comienza a aplaudir mientras camina acercándose a una mesa donde está sentada Amalia junto a Nicolás.
Al finalizar el espectáculo, la gente de las mesas aplaude y comienza a sonar otra melodía. El hombre y la mujer saludan al público y se retiran. Las luces se apagan.

lunes, 18 de julio de 2011

2da Parte de "Jugo de Naranja"

La primera parte, aquí.

Pía
¿Conoces a Sebastián Campos?
Blanca (sin mirar, titubea)
No…¿él me conoce a mi?

Pía sale. Blanca mira como se cierra la puerta detrás de Pía y camina hasta el cubículo, entra y cierra la puerta.
Se oye el tirón de una tela que se rompe y Blanca se asoma por encima del cubículo mirando hacia abajo.
Blanca
Puta

Blanca sonríe y baja, sale y abre la puerta del cubículo. Amalia está apoyada contra una de las paredes del baño y en el inodoro, está sentado Nicolás (21).
Blanca se sienta en las piernas de Nicolás y mira a Amalia que se acomoda el pelo negro en una trenza casi desarmada.

Blanca (sonriente)
¿Te asustaste?

Blanca comienza a tocar el pelo despeinado de Nicolás y sin dejar de mirar a Amalia se hamaca sobre sus piernas. Las mejillas de Nicolás coloradas. Blanca se para y se apoya sobre la pared frente a Amalia.

Amalia (intranquila)
No, me tengo que ir

Amalia desliza su mano por la pared, Nicolás la mira y Blanca interviene atravesando su pierna entre los dos y apoya su pie en la pared.

Blanca (seria)
Entonces andate

Amalia mira a Blanca y sale rápidamente del cubículo, camina hasta la puerta del baño y se mira en el espejo, se acomoda el cabello. Sale.
Nicolás se acomoda sobre el inodoro y mira a Blanca, respira con fuerza y toma a Blanca por la cintura, con fuerza rompe lo que queda del vestido de Blanca y se incorpora. Blanca ríe y acaricia el rostro de Nicolás.

Nicolás (habla desganadamente y con preocupación)
Blanca te quiero contar algo que me pasó hoy antes de llegar a la fiesta, resulta que me encontré, para tomar un trago con Felipe y viste que (pausa breve)

Con una mano apoyada en la pared y cerca del rostro de Blanca, Nicolás arregla su cabello reiteradas veces mientras habla.

Nicolás (habla desganadamente y con preocupación)
…él me pregunto Blan: “Si volvieras a nacer Nico, ¿te gustaría ser como sos ahora?, ¿tener lo que ya tenes?, ¿conocer a las personas que conoces?” Y yo le dije: “Seguro Feli, no cambio nada” y me reí y después pensé y le dije: “Feli, ¿por qué me preguntas esto amigo?” y no me respondió.

Se oye la risa de Blanca de vez en cuando. Blanca continúa apoyada en la pared.

Nicolás (desilusionado)
Y entonces, ahora me doy cuenta ¡Blanca! Sí naciera una vez más,
Cambiaría una cosa de todo lo que tengo.
Cambiaría mi metro setenta y cinco para ser más alto…
¿me entendés Blanca?

Blanca lo mira sonriente y toma la mano de Nicolás. La apoya sobre una de sus piernas flexionadas y la desliza hacia arriba. Nicolás mira a Blanca y sonríe.

Blanca
¿Abajo o arriba?

Nicolás se aleja del rostro de Blanca y la mira detenidamente, golpea la pared con la palma de la mano y gesticula agresivamente, se queja.

martes, 5 de julio de 2011

Las amigas de Nora

Para Gabriela y Guillermina.




El último jueves de junio no hubo sol en todo el día y a la noche el frío traspasaba -atrevido- cualquier ropa que cubriese el cuerpo; se sintió en la cara y en las manos pero no lo suficiente como para detener el tiempo nocturno que todavía quedaba en Buenos Aires.
El jueves. Los jueves son días de curso de fotografía y este último jueves cumplimos con la asistencia, no así con las fotos; sin embargo de una charla que comenzó en un taxi se hizo una conversación que no terminó sino hasta que cada una se durmió en su cama porque imagino y estoy casi segura que aun después de hablar tanto todavía existía en la cabeza de cada una de nosotras la risa, las fotos, el tango, el frío, la carcajada, el vino, el té con leche y las palabras.
Y todo generado por una visita, que nos llenó de energía positiva, de casualidades, de deseos y calma.
Casi casi nos hicimos amigas de Nora, mejores amigas. Casi que si se lo hubiesemos propuesto se sumaba con nosotras para comer en el bar Musetta, pero no hizo falta, la llevamos con nosotras en el pensamiento, cada una se llevó un poco de ella, cada una se sintió la Nora divertida que fotografió el último disco de Divididos, la Nora groupie que seguía a Illya Kuryaki en cada show y disparaba sobre sus ídolos, la Nora que está orgullosa de no saber utilizar tres flashes en las producciones que hace... esa la que nos habló de igual a igual.

Las fotografías no llevan paréntesis, no se relatan, no se explican. Se hacen pero también se llenan de "cosas". Esta fotografía que ahora transito no necesita explicación ni epígrafe, se llena de momentos, buenos momentos como este.

viernes, 1 de julio de 2011

sin-vergüenzas

Hace tiempo que no pienso en el sexo como algo placentero, como algo deslumbrante, como algo sorpresivo, como algo apasionado.


Hace tiempo que pienso el que por qué no disfruto ni disfrutan de mí, del sexo de una joven de veintisiete años. Con la piel tersa, suave sin estrías, con el pelo revoltoso y la respiración suave. Del abdomen, del cuello, la nuca, las muñecas.


Hace tiempo que pienso en el sexo del pasado.
Y me detengo -siempre pensé y lo sigo pensando que el sexo es mental y físico, que es todo lo contrario a lo solemne y romántico que puede ser un abrazo, un beso, una caricia u otros detalles- y repentinamente recuerdo una  escena que me llenó de una pena que no recordaba desde ese mismo instante en el que la viví.


Cómo lloré la última vez que me acosté con Pepo, lloré con un llanto desconsolado mientras estaba acostada en la cama y él me besaba. Lloré tan breve pero tan profundo que casi logro que me quiera; lo sentí en su abrazo preocupado, casi casi en su primera y única demostración de cariño.

martes, 28 de junio de 2011

Jugo de Naranja

Esc. 1
Int – Baño – Noche

A lo lejos se oye música instrumental y breves aplausos.
Pía (44) esta parada frente al lavatorio, se mira en el espejo y apoya las manos en la piedra. Tiene el pelo recogido hacia el costado y usa un vestido verde azulado, largo; escote en la espalda. Su piel es blanca, sus manos grandes y sus ojos pequeños. Pía apoya una pequeña cartera brillante en la piedra y la abre cuidadosamente.
Se abre la puerta y Blanca (17) entra descuidadamente al lugar. Usa un vestido coral y el cabello rubio y lacio. Es alta y delgada. Camina y se detiene al lado de Pía, la mira.
Blanca
¿Puedo usar tu lápiz labial?

Pía busca en su cartera y saca el maquillaje, se lo da a Blanca. Blanca se mira en el espejo, se acomoda el cabello y comienza a pasar el lápiz sobre sus labios. Pía la observa.

Pía
Sos joven
Blanca (riendo)
Sí y bella. Como cuando vos tuviste mi edad

Blanca le alcanza el lápiz labial a Pía sin dejar de mirarse en el espejo. Gira, apoya sus manos en la piedra y encoge sus hombros.
Pía da un paso al costado, sus manos sostienen la cartera cerca de su abdomen.

Pía
¿Y tus amigos?

Blanca mira a Pía a los ojos, seria; su maquillaje abundante, oscuro en los ojos y brillante en los labios.
Blanca
¿Acaso los necesito?, ¿Para que los quiero? Vos tampoco tenés amigos.

Bianca señala con sus brazos alrededor. El lugar es espacioso, con cerámicos lisos y grandes que combinan con las paredes. Sobre una pared, un espejo iluminado con pequeñas luces en el centro. Pía se acerca a Blanca y la mira. Amalia (17) de vestido amarillo entra al baño y se dirige hasta el último cubículo. Pía tira del escote del vestido de Blanca y lo rompe, camina hacia la puerta y sale sin mirar. Blanca se mira en el espejo y termina de romper su vestido.
Pía abre la puerta del baño y se asoma.

Pía
¿Conoces a Sebastián Campos?

martes, 14 de junio de 2011

Chocolate amargo belga

Hola, otra clase de fotografía y ya van 8. Si creo que estoy aprendiendo algo? seguro que sí pero debería estar sacando muchas más fotos de las que hago y no, es como... si no arrancara, llevo la cámara a pasear cuando voy a Chivilcoy y ahí queda, en mi mochila.
Cada vez más libertad en los trabajos que tengo que presentar semana a semana en las clases y sin embargo hago menos fotos y aunque siempre presento la tarea porque soy una alumnaciruela que hace todo tal cual lo pide la maestraciruela de turno, no estoy satisfecha de mi laburo como fotógrafa. Entonces me convierto en la alumnaciruelainconformista.
Esta vez llevé tantas fotos que a la hora de mostrarlas no sabía cual correspondía a cada tarea. Gustaron. Incluso al profesor, me dijo "se parecen a las fotos de Nan Goldin". Y respodí: "No conozco sus fotos". No supe quién era esta fotógrafa hasta después de la clase, cuando llegue a casa y busqué en la web algunas fotos, no encontré muchas, leí algunas entrevistas y vi videos en youtube. Lo que más me ilusionó fue que sus fotos transcurren casi todas en Nueva York
Y lo interesante es que ella haya dicho (aunque producto de alguna resaca, seguramente) que odiaba la fotografía y a los fotógrafos y que disfrutaba que le dijeran que sus fotos eran "insipiraciones" de escenas y películas enteras. Me hizo acordar a mi amiga mamamono y su no gusto por el cine. (ella, si quiere sabrá explicarlo mejor).
Nan Goldin fotografía todavía, sus fotos actuales no las conozco, no hay mucha información sobre ella en la web pero su fotos de exposición, son de los 80 y los 90; mucho color y luz en lugares no tan agradables, color y besos del mismo sexo, color y besos de distintos sexos, abrazos dolorosos, golpes, abrazos conmovedores, una época entera resumida en fotos instantáneas, simplemente bellas.

¿Si hago fotos como las de Nan Goldin? No. estoy segura que no, pero al menos por un momento me sentí un poco identificada con ella.

miércoles, 8 de junio de 2011

María Victoria reloaded*

Hace unos días me lastimé el ombligo. 
Lo miró mi hermana Sofi, y me dijo: "qué chiquito es tu ombligo". y se rió. 
Le conté a mi amiga mamamono y me contó una historia de que se desató el ombligo, que su médico la retó, que el ombligo se lava solo con aguita y tal vez un poco de jabón blanco. que básicamente está loca por urgarse el pupo y querer sacarse el "mostro" que tiene en la panza.
También me dijo que su ombligo no es chiquito, es "más bien profundo, como achinado". 
Mi ombligo pequeño me duele y desde hace casi 48 horas, de lo único que hablo es de eso. Y a quien más le taladro la cabeza es a Gustavo, mi papá.
Tanto es así que anoche, a las 11:48 pm. le pregunté por chat y por vigesimo octava vez algo referido a mi dolencia.
Mi pregunta fue simple y su respuesta... también creo.

- "Hola pá, me duele el ombligo lastimado, ¿es normal?" 

 
-"Sí, la  que no es normal sos vos"

Bueno lo cierto es que no me dijo nada novedoso, es ya me lo han dicho varias personas y de diferentes formas, pero evidentemente a mi padre, luego de tantas preguntas, histeria, frases del estilo: "respondeme porque si no lo hacés me vuelvo locaaaaaaa", etc. Lo harté y en vez de mandarme a la mierda, con su calma habitual y en una frase me dijo que soy casi casi una psicópata. 
En fin, será también porque ese mismo día pero a las 9 de la mañana, lo llamé para desearle buen día y lo desperté, su único día en el que no hace guardia, lo desperté con mi frase: "buen día chiquito gorditoooo, te quieroooo!!". Y su respuesta, también simple fue: "¿qué pasó Vicky?"






Así, no. Así no... es mi ombligo

*Reloaded: recargado. En mi caso sería recargosa.

lunes, 6 de junio de 2011

No soy yo es Vicky (II)

Si fuera dentista y tuviera la posibilidad de elegir a quién atender, seguro que a una paciente como yo no lo elegiría aunque fuese el último del mundo entero. Porque como paciente odontológica soy la hinchapelotez en persona. Y lo compruebo porque ¡tengo dos dentistas! y a los dos les hincho las bolas en dosis iguales pero por cosas bien distintas, cada vez que me atienden les hago saber que la anestesia no me gusta, que no puedo ponerme los elásticos en los brakets, que si usan mucha anestesia me molesta tener la cara dormida durante días, semanas y meses y que ando haciendo morisquetas en el colectivo para darme cuenta si tengo una parálisis facial, los jodo con los turnos. Un turno a la mañana luego lo cancelo, quiero otro día y ellos no pueden, arreglamos para un sábado, en fin... soy la peor.
Este sábado no me atendió mi dentista Lucas, al final me avisó que no podía y mentalmente le llovieron unas cuantas puteadas pero aproveché y a la tarde fui a comprar medias... volví a ser la peor pero un poco más feliz. 
La verdad es que tengo que confesar que no me cuesta elegir la ropa que me voy a poner cada día, tampoco qué comer en el almuerzo o la cena, no tengo problemas de indecisión a la hora de elegir restaurantes, lugares para pasear...  pero a veces voy al super y vuelvo a casa con 8 latas de atún, todas distintas; diferente marca, trozado, desmenuzado, en aceite, al agua... 8 latas de atún, una botella de agua mineral, pan y alguna otra cosita de limpieza tal vez. Vicky: "¿Y los otros ingredientes para armar alguna tarta o empanadas o algo para usar los casi 350 kilogramos de atún que compraste? ah no, las latas las compré para tenerlas, para usarlas "después" y porque además había una oferta genial de unas latitas mini que podes llevar al laburo para hacerte una ensalda". Ok, pensé mal. Creí que solo era una cuestión con el atún. ¿Será indecisión?
Pero el sábado me antojé de un par de medias gruesas esas que tienen algún dibujo para usar con vestidito o pollera y ahí comprobé que había tantas y tan lindas y que no iba a poder decidirme por un único par. Solo necesitaba uno para salir a la noche con mis amigas, que combinara con la remera con la pollerita de jean y con las botas. Fui a cinco casas de lencería y terminé comprándome 4 pares de medias. Chocolate, rojo, morado y gris. Lo más gracioso es que no usé ninguna de las que me compré, cambié todo mi vestuario en un segundo. Ah y jamás llevé ni una de las minilatitas que tan adorables me parecieron para hacerme un almuerzo en la oficina porque lo cierto es que jamás me haría una ensalada de almuerzo (menos con este frío) excepto si es como acompañamiento de algo. 
Vuelvo a preguntar, Vicky: "¿Será indecisión?".


PD: (lean mis etiquetas y tal vez me entiendan)

miércoles, 1 de junio de 2011

fusilli funghi

El sábado a la noche fui a cenar a un restaurante de Palermo, me enamoré fugazmente de un hombre de camisa a cuadros que cenaba con su novia y como la primera vez que visité el lugar de comidas, me enamoré toda la noche del chico que te da la bienvenida al lugar.

Sin embargo, dado que el hombre ya tenía chica y el recepcionista le sonreía a todos y no solo a mí, me dediqué a observar a una pareja.

No me anamoré de ellos instantánemente, no fue amor a primera vista, no me dio el tiempo ni siquiera para sentir cariño, aprecio. Esta vez no sentí celos, no.

La receta de los fusilli es así: 1) Lo primero que se debe hacer es poner a hervir bastante agua con un poco de sal en una olla, echar la pasta, dejar que hierva nuevamente y cocinar los fusilli 9 minutos o hasta que estén al dente.
Para una chica que no sabe mucho de cocina porque vive sola y cocina lo más fácil. Menú para uno. Tiene hambre y quiere ensuciar lo menos posible; queda clarísimo que no va a amasar la pasta, va a la pastería más cercana y compra los tallarines que le parecen más ricos y que le recomienda el señor que la atiende. 
Los de al lado, no comieron pasta ni carne, no tomaron vino ni gaseosa. Se pasearon entre la gente, y bebieron en la barra y después volvieron y cada uno se sentó frente al otro, al lado de la ventana; entre mi mesa y la de la pareja de los besos en la mano. Esta última llegó, el hombre (el de camisa a cuadros del que me enamoré brevemente) se adelantó y le abrió la puerta a su novia, se acerco a la recepción y preguntó por su reserva, ambos esperaron en la barra mientras charlaron animadamente. Ella sentada en la única banqueta que quedaba libre, él parado a su lado.
Entonces la receta de los fusilli es así:
1)Primero limpiamos, troceamos y escurrimos los champignones. Picamos finamente los ajos. En una sartén, ponemos a fundir la mantequilla y tres cucharadas de aceite. Cuando esté caliente echamos los ajos y salteamos unos minutos. Luego agregamos los hongos, un poco de queso parmesano y removemos bien.
Las dos parejitas treintañeras se sentaron a la mesa, no sé qué comieron los de los besos en la mano, asumo que pastas y bebieron vino, estoy segura que sí.
Los que caminaron entre las mesas, compartieron una sola porción de algo, desde mi lugar se vio escaso. El se sirvió en el plato, ella comió desde la fuente. Pienso que él comió más que ella mientras charlaban y alternaban sorbos de un líquido amarillento con miradas cercanas, nunca besos.
De repente el tenía la mano de ella tomada con sus dos manos. Parecía que la apretaba, los dedos; el brazo de ella vestido y estirado en toda la mesa. 
La otra pareja, la de los besos en la mano ya no estaba. Los vi charlar un par de veces con la camarera. Incluso ella se incorporó para saludar a unas chicas que estaban en el lugar. Solo quedaban las copas y la botella. 
2)Cuando los champiñones están sofritos agregar el vino y dejar que se evapore un poco. Apagar y agregar la crema y el yogourt y sazonar con la nuez, sal y pimienta.
Cerré los ojos un momento justo cuando mi hermana hizo una foto mía junto a mi mamá y cuando los abrí, vi cómo con violencia la chica se soltó de la mano de él. Le dolió más a ella y escuché: - "No te pongas mal". Ella tiró la campera y la bufanda de él sobre la mesa y se le deformó la cara. Se abrigó y se quedó inmóvil mientras sus ojos se ponían cada vez más vidriosos. 
2)Mientras tanto, en otra sartén con tres cucharadas de aceite, acitrona el resto del ajo y la cebolla, agrega los hongos,las hierbas, el vinagre y salpimenta.
La pareja de los besos en la mano, no había desaparecido. Estaba haciendo sociales en un rincón del jardín del restaurante. Hacía frío pero ellos no lo sentían, yo tuve que cruzar el jardín para ir al baño y desorientadísima, me metí en la cocina. Ellos solos, a los besos, con amigas que charlaban y se reían, ellos solos sin música, sin comida, sin vino, sin aire. Solos. 
Volví y me senté, la pareja que no hablaba estaba todavía ahí, inmóviles los dos. 

Primero quise ser la otra, la que el novio no se cansaba de besarle la mano. Quise reírme como ella, que él me mirara solamente a mí. Al mismo tiempo quise ser la otra, la inmóvil.
Pero enseguida supe que ya había sido las dos en otro momento.
Cuando volví a mi posición de testigo, quise borrar de la cabeza de la chica la frase: "no te pongas mal", quise animarla; decirle que si tenía ganas de insultarlo que lo hiciera aunque ella parecía tener más ganas de decirle que la abrazara. Creo que sentía un poco de verguenza, creo que quería que él se diera cuenta de lo que ella pensaba.
Quise decirle que sonriera, que no se enojara. Que hiciera un chiste, que lo besara. Pero no lo hice. Cómo saber si todas esas recomendaciones podían funcionar para que no se sintiera tan mal.

3)Servir con queso encima, rallado en hebras gruesas, un toque de aceite de oliva y listo.
La pareja de los besos se quedó ahí.
3)Revolver muy bien la mezcla y sacar la pasta sin escurrir ni enfriar ponerla en un platon con la salsa. 
Espolvorear queso parmesano y listo.
Los otros se fueron, se levantaron al mismo tiempo los dos. Ella juntó sus cosas y salió por el camino más corto y más despejado. El caminó con pasos irregulares, se detuvo y parado debajo de una arcada vio que ella ya casi estaba en la puerta de salida y no la siguió, atravesó una puerta, pasó entre las mesas.
No existen las recetas para que las cosas salgan bien, más sabrosas al menos. 
Me quedo con que lo importante es lograr ponerle nuestro "condimento" a todo aquello que pensamos y hacemos para que resulte algo disfrutable, placentero como la comida; no quedarnos con las ganas de probar nuevos sabores, no quedarnos con pensamientos atragantados, con lágrimas a mitad de camino. No dejar de hacer algo por temor a incomodar al otro; que mientras se haga con amor, siempre va a ser delicioso.


¡Espero que les guste y buen provecho!