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viernes, 25 de abril de 2008

Para leer con... "Sur Le Fil"



En el próximo post, adelanto que voy a “poner” un video que hice recientemente y que es un regalo para mi sueco, todavía no se lo envié, lo voy a hacer ni bien lo publique acá.


Aun no le respondí el último mail que me envió.
Sé que él está en Egipto, que estuvo una semana en Suecia y que la pasó genial junto a su familia en la nieve, esquiando.
Sé cuándo termina su viaje, (tengo la fecha exacta) y lo que sé también es que en este momento el estaría acá conmigo, las pirámides y las momias y la arena y el sol y los 40º C de los que me escribió lo estarían esperando un poco más… todo eso lo puede esperar ¡tanto tiempo!
No lo van extrañar, porque todavía no lo conocen.

No importa si era un mes, una semana, un día o una hora; mi momento con él era comprobar que haber esperado dos años fue lo más sensato que hice por una persona a la quiero mucho, a la quiero a mi manera. No iba a poder ser más feliz, estoy segura de eso.
El ya no iba a ser parte de mi imaginación, como lo es hasta ahora y yo le iba a poder cerrar la boca a todos los que alguna vez me dijeron: “ya fue!, se fue!... no le escribas, hace como si estuviese muerto!”
¡Por favor! ¿Qué tipo de consejo es ese?
Si él venía, yo ganaba... ahora no perdí nada pero ¿cuándo voy a ganar?.
Tal vez estoy encaprichada con que esta historia tenga un final feliz y entonces no veo que la película que edité en mi cabeza ya terminó hace rato y fue bastante real y normal sin reencuentro y sin alegría y sin sonrisas y sin sueños.

La historia con L (el sueco) continua así: Algunas palabras y un poco de baile y aluciné, ya había quedado encantada por él. Volví a Buenos Aires en febrero de 2006, desde acá nos escribimos mails en los que él me contó sobre su viaje por la costa atlántica que incluía sol y surf por las playas de Mar del Plata, Villa Gesell, Necochea, San Bernardo. Inclusive antes de que pudiéramos volver a vernos viajó con sus amigos a el carnaval de Gualeguaychú (walevacho como me escribió él). Iban a pasar más de dos meses para el próximo encuentro. En el medio inclusive hubo una decisión de no escribirnos más y de no llamarnos más.“mejor no nos veamos…”. Pero no se cumplió y un día cualquiera recibí un mail más de L.
Su viaje se prolongó hasta Uruguay, Brasil y Perú y volvió de todos esos lugares hermoso como es él, su pelo de miel ya no existía, tanta arena y mar (me contó) hicieron que se lo tenga que cortar.
Paso su cumpleaños número veintidós acá y después llegaría el encuentro, que en realidad no tuvo demasiada magia, fue sencillo.
Nos vimos todos juntos, armamos una salida grupal. Él junto a dos amigos suecos y yo en mi casa junto a un grupo de amigas, después todos juntos a una fiesta de desconocidos que fumaban porros en la oscuridad.
Hablamos hasta el cansancio y cuando no entendíamos lo que decía uno o el otro sonreíamos y hacíamos señas o gestos.
No nos besamos, no hizo falta con tantos abrazos y alegría.

jueves, 17 de abril de 2008

...running running as fast as I can...

Ayer mi día fue horrible, fue como un martes 13 para el común de la gente, por ser 13 yeta pero para mí, en realidad, el 13 es suerte, buena suerte. Pero ayer fue un día espantoso, se colmaron mis nervios por una serie de estupideces que se acumularon hasta que todo desembocó en un par de lágrimas amargas que derramé en la primera fila de un cine atestado de gente. Pensé en un posible tortícolis insipiente, que también le agregó bronca a mi estado en general. Después me olvidé y con los ojos medio llorosos disfruté de las películas cortas, me reí y me sorprendí y me relajé, me sentí mejor.Anoche, hablé con un amigo, no tan amigo; no lo veo tanto pero es una excelente persona. Es un ex compañero de uno de los idiomas que estudio. Me sorprendió, me dijo que está esperando un hijo, que es una noticia reciente. Mi sorpresa se debió a sus palabras, él me dijo: “soy feliz”. Ese SOY FELIZ en medio de la conversación abarcó a su vez un “no me importa otra cosa que esto ahora”, incluyó un “ahora somos una familia” y hasta habló de la sorpresa que recibió de parte de sus padres y sus hermanos, en fin… Yo sé de él que es una persona que no tiene el mejor trabajo, ni vive en la mejor casa, no terminó de estudiar todavía, no sé exactamente cuáles son sus expectativas a futuro… pero en cada una de sus palabras estuvo presente siempre, la felicidad de la que me habló, de la que me contó, producto de un bebé que va a nacer. Esta introducción me hizo reflexionar sobre las cosas que a uno dejan de importarle o de afectarle cuando su atención, sus ganas, su pensamiento y su pasión se centran en otra cosa y esa otra cosa es abstracta o por lo menos intangible hasta que se manifiesta. Vive solo en uno, existe solo para uno mismo. Esto me hace pensar también en todo lo que yo dejaría. Entonces incesantemente, entre otras cosas, pienso que sin dudarlo dejaría todas mis cosas materiales, me despojaría hasta violentamente de ellas. No soy una “material girl” como Madonna.Sé exactamente qué me haría feliz, qué necesito para transitar ese estado de felicidad…Necesito irme y como complemento a ese verbo, necesito también ver. Y en último lugar, necesito estar frente a frente a min svensk para reafirmar que todo lo que dejaría para lograr ser feliz vale la pena. Esto es de lo que me despojo:



de mirar cada baldosa cuando salgo de mi casa a caminar por Buenos Aires,
de Darío y su modo de defenderme frente a abuelitos insolentes, mientras me hace unas fotocopias
del chino de una cuadra de casa que lava mi ropa y del que aprendí que no debo llevarle más camisetas de algodón porque me las achica a tal punto que solo las podría usar mi perro cocker.
de él, mi perrito, ya lo dejé un poco cuando me vine a vivir a Buenos Aires, pero la verdad es que también lo dejaría.
de las delicias calientes de la esquina de mi casa dónde tomo un café con leche de vez en cuando.
de mi ex portero del edificio donde viví por dos años que siempre me dice: “cuándo vas a volver a vivir acá, se te extraña”.
de la tienda de sahumerios con él incluido. Ese instante que hoy por hoy es lo que medianamente me hace sentir bien.
de mis peluqueras del Paraguay que son las únicas que saben como tratar a mi pelo revoltoso.
de la lluvia en Buenos Aires, del verano en mi casa.
de cada uno de mis amigos.




FIN

domingo, 6 de abril de 2008

Esta foto la robé…




No la saqué yo, ni me la regalaron, la encontré de casualidad pero es él… mi amor sueco.

La noche de febrero era hermosa. Había sido un día lluvioso.
Llovió con fuerza, llovió como si fuese la última vez. Con el mar a un costado, decidí junto a mi amiga ir a recorrer la ciudad y caí en la tentación… no hice más que visitar librerías y leer cada contratapa interesante.
Pero a la noche, vi otras cosas: vi cuerpos en movimiento, sonrisas. Caminé y bailé. Vi besos del mismo sexo y abrazos desconocidos.
Y afuera, como si fuese una ventana sin marcos, observé el cielo estrellado.

Necesitaba tomar aire y ver brillos que no se movieran, algo estático para recuperar el equilibrio.
A lo lejos (no tanto) vi a un chico con una campera roja y dije: “que campera copada!”, era el sueco. Yo todavía tambaleaba al lado de mi amiga.

Otra vez a la pista… y ahí estaba el escandinavo.
Leí en su remera “Vive le Rock”, me encantó. Me alejé y se acercó. Escuché: “Hablas inglés?” (Típico y odio esta palabra pero es típico). De todas maneras no me acuerdo si me preguntó en español o en inglés.
Bailamos, hablamos, me divertí y al día siguiente me volví a Buenos Aires.

Pasaron varias semanas hasta que volví a verlo, todavía no nos habíamos besado, a penas recordaba su voz.

De aquella primera noche tengo mi memoria, su enorme sonrisa; dientes blanquísimos, el rojo de su campera, la música que bailamos, sus zapatos espantosos!, su perfil, la suavidad de sus gestos, algunas palabras… pero de lo que no me puedo olvidar es, ¡del instante previo a conocerlo!
En un cuadro recortado por mi imaginación, no muy lejos, ahí cerquita brillaba un sol.

Para su pelo de miel, mi ojo chocolate.
Terminé de escribir y solo puedo pensar: la puta madre! Pasó tanto tiempo desde aquella vez y sin embargo para mi fue ayer, así lo siento…

Me gusta esta canción y se las regalo:



El último Blues




Hoy te canto mi blues


cansada de llorarcansada de gritar por ti


y es por eso que te pido


ahora antes de partir


que escuches mi último blues




Hoy te canto mi blues


cansada de esperar


cansada de gritar por tu cariño


y es por eso que te pido


ahora antes de partir


que escuches mi último blues



Cantada por Celeste Carballo es lo más-






martes, 1 de abril de 2008

Vad säger du?


Cuando hablé con algunos amigos de mi blog y se enteraron de la idea, recibí varias opiniones al respecto. Todas diferentes, ninguna buena del todo, ninguna mala.
Una de estas personas, me averiguo precio del pasaporte, pasaje, fechas, escalas, empresa aérea y demás cosas… me mareó completamente. Y también me dijo algo importante: “Dónde hay que depositar?”. No supe qué responderle, en cambio me reí pero me quedé pensando en esa idea.
¿Tendría que abrir una cuenta bancaria?

Hoy me topé con mi ansiedad mientras caminaba por la avenida Santa Fe y me di cuenta que se lleva muy bien con mi indecisión provocada por el temor de dejar de esperar. Antes de ese descubrimiento, me reí frente a Nogueira.

Tengo miedo de esta realidad que vivo porque no es real del todo y es invadida por momentos en los que pienso en otras posibilidades, eso no me da temor.
Crear otros personajes, vivir otras historias, inventar otra Flicka más espontánea que yo… que entienda las palabras “todo llega”, que no se haga tantas preguntas.