Mi despertador sonó a las 8 en punto, me vestí y me fui, tenía que encontrarme con un tipo para hacerle una entrevista.
La cita era a las 9, a las 9:02 yo todavía viajaba en el 109. Pero no me preocupé, pensé como una tonta... "va a ser fácil encontrar a un desconocido en una torre de oficinas, ¿qué hago? me pongo un cartelito que diga BUSCO A DANIEL C." Porque el detalle es el siguiente: cuando llegué a mi casa luego del laburo, el día anterior, me di cuenta que me había olvidado de anotar el número de su celu.
Llegaba tarde y no tenía manera de comunicarme con el señor... ¿para qué fui? Entré al edificio y pregunté por él, ya se había ido. Mientras tanto, no paraba de recibir mensajes de "el pesado".
El pesado es un tipo que hace una revista cultural para la cual escribo sobre cine.
Por supuesto que no le respondí ni un mensaje hasta que no llegué a la oficina.
Camino a mi trabajo, me tropecé, traté de no pensar en la pesadilla, de no ponerme de mal humor, de no ser tan quejosa y lo logré.
Me senté en mi escritorio, lo primero que hice fue intentar comunicarme con el de la entrevista pero no me contestaba, enseguida me llama él, muy buena onda, acordamos para otro día. ¡Genial!
Todavía tenía que comunicarme con "el pesado" para que simplemente "dejara de -entre otras cosas- querer ponerme de pésimo humor. Le mandé un mensaje, le pedí que por favor me permitiera enviarle una parte de la nota hoy y el resto al día siguiente a primera hora. Me responde: "no Victoria". Me colmó la paciencia el "NO" y el Victoria.
Ok, ¿querés tu notita? Ahora te la mando. (Obvio que no le respondí así pero me hubiese encantado).
Apreté enviar y pensé: "cuando te vea te voy a cagar a palos".
Después con tranquilidad chequeo mis otros correos, tengo 17 mails en hotmail. De los 17 ninguno es de interés. En doce horas 17 mails... todo basura.
Y entre tanta basura, tengo un mail de Martu, la mamá de Iván que, dicho sea de paso, me manda, a razón de 10 mails por día que son cadenas y que por lo tanto borro sin leer.
Pero hoy, abrí uno que no tenía asunto, que justo estaba debajo de una notificación de FB y que se abrió directamente.
Y entonces ¿Qué leo? Nada. El mail no tenía mensaje. ¡Tenía una foto tamaño baño de su hijo mayor, Iván!
¿¿¿Me está cargando??? No, Marta es un amor... pero mandarme una foto del hijo en primer plano abrazando a su querida madre y a su hermano... ¿hacía falta? Gracias Marta, te adoro.
Conclusión: al hijo de puta de la revista le voy a mandar la parte que falta de la entrevista y como que no la publique voy y le corto las bolas.
De todas maneras, ando de buen humor, hasta cierto punto esto que pasó me da risa.
Me calcé los auriculares para escuchar música variada, "Claro de Luna" de Debussy qué hermosa canción...
Pero pienso: tendría que ser aun más ortiva/malaonda/maleducada/chota pero por ahora hasta ahí llega mi grado de maldad.