Hola, volví de mi clase y te cuento que le debo todavía un post que tengo a medio escribir a mamamono pero no pude evitar escribir esto y como la vez anterior, lo hice en el 109 -CahcaritaPalermo- y una vez más me distraje escribiendo y me bajé mal del colectivo.
¿Cómo puede ser que de un jueves a otro, en tan poco tiempo cambie completamente la percepción del "momento clase de fotografía"?
Me conmoví.
La pregunta correcta sería: ¿Cómo es posible que alguien tan joven sepa con tanta determinacion que lo que le gusta de la fotografía es la Incer-tidumbRe.No saber qué es exactamente lo que está guardado en el rollito de película, lo que está registrando en un segundo.
Y la sorpresa y posible satisfacción de saberse creador de imágenes que conmuevan.
En la clase volví a divergir con mi profesor; él argumentó que los paisajes no deberían ser fotografiados porque es imposible transmitir -por ejemplo "la inmensidad" del glaciar Perito Moreno-. No me enojé. No tuve la sensación de querer levantarme e irme pero sí quise dar mi opinión. Dije que el desafío de un fotógrafo es ese: conmover a quien aprecie la foto de un paisaje. Dije que es "fácil" o mejor dicho más probable causar una impresión en el otro si le mostramos ésta foto pero si la foto es esta o ésta?
Mis fotos favoritas son los retratos, son las situaciones más cotidianas de él o los protagonistas de una foto pero al mismo tiempo las más ajenas a mí; sin embargo, ver un paisaje fotografiado me llena de sensaciones.
La clase de ayer tuvo vino tinto, cositas para picar y un invitado: un fotógrafo. (Viste ese que expuso en la galería del Teatro San Martín, ese que no tiene ni una vocal en su apellido, del que dijimos que íbamos a ir ver la muestra pero al final no fuimos, no sé por qué así como no sé por qué ya no hablamos).
En la clase le preguntaron: "¿Por qué te dedicás a la fotografía?" (es de esas preguntas difíciles de responder -por lo menos para mí- son molestas a veces.) Juro que pensé eso cuando escuché la pregunta y pensé también que el tipo iba a decir "no sé" o iba a dar una respuesta convencional ... "de chico me regalaron una cámara y desde ahí no paré de fotografiar..." y tantas otras opciones de respuesta breve y resignada. Pero no fue así. El dijo con tranquilidad e inquietud: "porque me gusta viajar, por esa sensación de libertad".
Me sentí avergonzada de tener una "vidita" tan sencilla pero más que nada, de no tener el coraje de ser libre, así tan disfrutable la libertad. De estar orgullosa de eso, de hacer, de practicar la libertad.
Y el tipo ahí sentado delante mío, con sus zapatillas AllStar, su bufanda "de abuelo" y su relato interrumpido por una tos serena y sus fotos detrás suyo, de esas que no se quedan en un simple relato, van en búsqueda de algo.
Disculpame Cristobalito, por eso me gusta la libertad de Juan O. por eso se lo dije a él, por eso veo sus fotos de aficionado y me raspa -su libertad- la piel de toda la cara y contradictoriamente, lo disfruto.
viernes, 20 de mayo de 2011
Ese es el instante decisivo para mí.
encapsulado por Vicky en 17:38
Etiquetas: hippie amor, la conversación que nunca voy a tener con Cristobalito, paréntesis
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1 marcianos dijeron:
vengo a destiempo con los comentarios.
Mjm, avergonzate, total con eso cambias PUFFF, todo.
Ridícula, en vez de sentir vergüenza mejor sentí ganas, proponete algo... qué sé yo.
Convertí todo lo que te hace sentir cosas feas o extrañas en algo positivo o en algo que más adelante lo sea, que te haga sentir que brillas aunque ninguno de nosotros vea un puto glitter en tu cara.
Besitos, te quiero.
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